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CALDERONES EN EL PUERTO


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No se si es a todo el mundo, pero ayer me invadio una excitacion inusual, parecia un niño con zapatos nuevos al ver lo que vi. Os cuento:

Estamos haciendo obras en el puerto de Palma, concretamente en el "Moll Vell", se estan agrandando 80 metros de muelle para cargueros, eran las 8:40 mas o menos cuando vi que los operarios de las grua y de las retros saltaban de sus maquinas como locos y se dirigian al extremo sur del muelle a toda velocidad, sin ceramente lo primero que se me paso por la cabeza es que alguno de los camiones bolquete que descargan la tierra (directo al agua) habia tenido alguna desgracia, asi que, corri despavorido para ese sitio, me entro un calambre por todo el cuerpo, cuando descubri a dos calderones de unos 5-6 metros que salian a respirar acompasadamente y se dirigian tranquilamente y escoltados por dos semirrigidas hacia la bocana del puerto...todos estubimos como 15 minutos ininterrumpidos sin decirnos nada, sin separar la vista de esas dos moles que con su majestuosidadd y elegancia cruzaban esas aguas delante de nuestras narices.

Fue una experiencia increible, os lo aseguro, una paz inundó mi cuerpo y me dirigi a acabar la jornada la mar de tranquilo. a eso de media mañana se acercaron unos "practicos" del puerto (siempre lo hacen para saludar y ver como van las obras) y comentamos el tema de las ballenas, para ellos es normal que detras de una gran nave y sin saber porque se "cuele" algun cetaceo o incluso algun escualo despistado. ellos se veian acostumbrados o almenos daban esa sensacion pero para mi, amigos mios, fue una de las experiencias mas placenteras que me ha dado el mar.

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Estos seres vivos transmiten una serenidad muy grande, y una alegría y ternura comparable a cuando ves a tu hijo de pocos meses haciendo gestos , yo no he visto calderones en vivo , pero cuando veo delfines me alegran el día aunque no pesque , me alegro por tu buena experiencia.

saludos

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Ayer despues de un concurso de pesca en las piedras de La cala del moral, al llegar al puerto del candado vimos un ejemplar de la familia del tiburon que como placton de unos 5 mts. aproximadamente, yo pare para verlo y una embarcarcación de un vecino tuvo que parar en seco porque pasaba por encima, es un bicho impresionante, menos mal que come placton sino no me meto en el agua mientras que me acuerde, espectacular

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A mi tambien no se por que estos animales me producen alegria,orgullo,hace 2 semanas en la bocana del puerto de valencia,habian unos cuantos delfines dando saltos,que gozada ver estos animales tan cerca,ultimamente se estan acercando mucho aqui a la costa.UN SALUDO.

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Hace unos años disfruté de una experiencia inolvidable con los calderones que os recomiendo, si teneis la oportunidad:

Ibamos de paseo en un ketch que tiene Greenpeace en Mayorca para cruceros de divulgación para sus miembros. Yo contribuía esa semana sirviendo de marinero sin paga. Descubrimos a los calderones en el veril de los 1000 metros - El patrón que nos llevó sabía bien que los encontraría allí en esa época del año - era una manada importante. El profesor Cousteau escribió que para evaluar el tamaño de una manada de delfines se debe hacer una fotografía (también vale mental) y multiplicar cada individuo o fragmento visto por 12. Si esa regla vale para los calderones, debía haber unos 200 individuos.

El patrón nos animó a bañarnos con ellos en el mar, pero a los pasajeros les impusieron un poco aquellas moles de mas de 3 toneladas que nos rodeaban, y quizá mas aún, el terror atávico a tener 1000 metros de azul oscuro bajo los tiernos deditos de los pies.

Yo no me lo pensé, estaba decidido, así que con el equipo mínimo para el mes de agosto - máscara, tubo, aletas y mi Mikonos - salté al agua y nadé "adrenalítico" perdido hacia lo que parecía el centro del grupo. El agua estaba en su límite superior de transparencia y diría que se podían observar detalles a mas de 30 metros.

Ahí estaban, podía ver varios de ellos a la vez - a veces hasta una decena - en el encuadre de mi máscara. No me hacían mucho caso, al principio cuando me veían venían hacia mi con ese estilo fácil pero terrorificamente rápido que exiben. La verdad es que al principio acojonaba un poco. Pero a unos pocos metros antes de tocarme, giraban y se iban por su lado. De dejarme acercarme a tocarlos, como yo ingenuamente pretendía, ni hablar.

Estaban allí reunidos, nadando sin parar pero sin moverse apreciablemente del punto. Subian y bajaban bajo mis aletas: Tan pronto los veía perderse en el azul a mis pies, como de la negrura surgían una o dos cabezas con la típica expresión sonriente de los delfínidos. Habían algunas madres seguidas de su retoño que me parecieron como mas ariscas, siempre apareciendo y desapareciendo en el límite de mi visión.

En una ocasión vi aparecer a uno de ellos con una inconfundible pata de pulpo saliéndole por la boca, me dió una pasada a unos 4 metros, masticando diría yo y me dejó flotando de regalo la seccionada pata de pulpo - aún viva - que me apresuré a recoger antes de que cayera fuera de mi alcance: Estaban comiendo, eso era lo que hacían allí. Subir y bajar a comer pulpos y quizá alguna otra sabandija abisal indescriptible, a 1000 metros de fondo.

Tras un rato de animación empezaron a cansarse de mi, parece que ya me habían visto todos los que quisieron verme, y aunque había conseguido sin mucho esfuerzo permanecer en medio de ellos, empezaron a moverse algo mas lejos de mi posición, justo entrando y saliendo en los límites de la transparencia.

No se me ocurrió otra cosa, para intentar llamar su atención, que tocar tururús con el tubo. ¡Sorpresa! Se volvían - sí volvían la cabeza, estos "zepelines" tienen como cuello y cuando se vuelven hacia ti, su expresión es inquietantemente humana - y volvían a acercarse con curiosidad motivada sin duda por el concierto de turuta que estaba emitiendo el humano de las bermudas de palmeras. Desde ese momento - estuve mas de 90 minutos en el agua aleteando tras ellos - cada vez que avistaba uno surgiendo de la nada, tocaba algún pasodoble, con un entusiasmo que no dejaron de apreciar y aplaudir los del barco mientras derivaban en nuestras proximidades. Tu, tururú, tururu, tu, tu, tururú (poned la música de "sangre y arena"). En cuanto que me oían ya los tenía conmigo, solos o en parejas...eso si repito: confianzas las justas y de tocar,...res.

Mas tarde en ese mismo viaje, navegamos un buen rato al costado de un cachalote enorme..en este caso pasé por razones obvias de acompañarle en el baño...Pero eso ya es otra historia.

Saludos cordiales,

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