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Aunque la pesca deportiva de mar en la costa del Pacifico americano siempre ha estado asociada, al menos por los pescadores extranjeros que visitan la zona, a Panamá y Costa Rica, la parte colombiana de Pacífico también ofrecer destinos de alta calidad de pesca de agua salada para el visitante, con buenas posibilidades de capturar cuberas, peces gallo, atunes de aleta amarilla, petos, serviolas, jack crevalles, etc. Y justamente el encanto del Pacifico colombiano es el ser una costa prácticamente virgen, sin carreteras ni localidades importantes, donde apenas se pueden encontrar algunos pequeños pueblos de pescadores artesanales, con lo cual la pesca profesional es muy reducida en la zona y su impacto pequeño en las poblaciones de peces. A ello se añade el encanto de un área apenas explotada, rodeada de montañas y selva amazónica, donde acuden algunos pescadores deportivos colombianos, siendo el número de barcos y lodges de pesca deportiva todavía muy reducido, comparado por ejemplo con su vecino del norte Panamá. Como a un servidor le atraen los nuevos destinos de pesca deportiva internacionales, especialmente aquellos que están todavía poco explorados, en dirigí a Colombia a comienzos de octubre, camino de la misteriosa y mítica región del Darien. EN LA COSTA DEL DARIEN Mi vuelo desde España era a Medellín, donde haría una noche de hotel, en esta bonita y moderna ciudad, para a continuación coger una avioneta al pequeño pueblo junto al que estaba situado el hotel con la embarcación de pesca deportiva donde haría las salidas. El lodge apenas estaba comenzando la actividad, siendo el primer pescador español que pisaba por allí, una zona realmente virgen para la pesca deportiva y con mucho por explorar todavía. Después de un entretenido vuelo sobre los bellos paisajes colombianos de montaña, mi avión aterrizó sin novedad en el pequeño aeropuerto regional, para a continuación ser recogido por un guía del lodge, que me llevaría al puerto de la localidad, donde ya me estaba esperando el barco de pesca para realizar el transfer al lodge, situado a una media hora de distancia aproximadamente. Como curiosidad mencionar que en el pequeño puerto donde nos esperaba nuestro barco vi. unos niños locales pescando a mano con unas líneas y usando cebo natural, unos pequeños peces como carnada, una especie de sardinas, y uno de ellos capturó ante mis ojos, desde el mismo pantalán, un jack crevalle de unos 7 u 8 kilos de peso, lo que me dio idea de la riqueza de pesca que debían tener aquellas aguas. Con tus cajas repletas de caros y sofisticados poppers, jigs y stickbaits de marcas internacionales, traídos en avión desde el otro extremo del mundo, uno no podía dejar de sonreír un poco por dentro con esto y plantearse si igual no sería más productivo y sencillo pescar como los niños locales, a mano y con sardinita. Otra de las cosas que me llamó la atención, además de la espesura de la selva montañosa que había en la zona, un bosque tropical completamente virgen y realmente bonito, es que prácticamente todo el mundo era afroamericano, apenas había blancos en la zona. Pregunté el por qué de esto y me explicaron que la costa del Darien colombiano fue refugio en la antigüedad de esclavos negros que se escapaban de las plantaciones coloniales, e iban a dar en esta zona debido a su falta de comunicación con el resto del país, al no haber carreteras, ni tampoco núcleos de población importantes. Un poco como los cimarrones de Brasil. JURELES, PETOS Y BRAVOS Tenia tres días de pesca reservados en el lodge del Pacifico colombiano, el primero que se ha abierto en la coste oeste del país, lo cual me atraía mucho, por la sensación de ser seguramente el primer pescador español que estaba por allí, como después me confirmaron. El sitio en general era realmente virgen, y te da esa sensación de lugar muy poco tocado, que tanto nos gusta a los pescadores, tanto en sí mismo, por el sentimiento de salvajina, como por los resultados de pesca, cosas que suelen ir unidas por lo general. Nada más llegar al lodge de pesca nos estaba esperando nuestro barco, con el guía y los equipos de pesca, que en este caso no había traído de España, sólo los señuelos, mis jigs, stickbaits y poppers favoritos para pesca tropical, que siempre llevo en todos mis viajes, aunque por lo que pude ver después el guía estaba bien provisto de material y tenía además señuelos muy parecidos a los míos, en modelos, tamaños y colores, lo cual me alegró el día por la sensación de haber acertado en la elección de los señuelos. Salimos con el barco de la playa frente a la cual estaba situado nuestro hotel, y apenas a unos pocos de cientos de metros ya estábamos pescando, en unas rocas que bordeaban la entrada a la bahía, y que según el guía nos dijo solían ser buen sitio. En seguida empezamos a tener las primeras picadas y embarcamos poco después un bonito jurel, a popper, que es como llaman en Colombia al jack crevalle. Durante la pesca usamos tanto poppers como stickbaits y jigs, los poppers y stickbaits sobre todo con los atunes de aleta amarilla, que encontramos en abundancia en la zona, y con los cuales nos lo pasamos de maravilla, por la gran cantidad de picadas y potencia de su ataque a los señuelos, así como por sus duras peleas. Dimos con varios bancos de yellowfinns cazando sardinas no muy lejos de la costa, con lo cual dedicamos bastante del tiempo de las tres jornadas de pesca a su captura, ya que nos resultó realmente divertida. El señuelo que más empleé con los atunes fue el stickbait hundido Salmo Sweeper, en las tallas de 14 y 17 cm., que especialmente en el color sardina azul TS nos dio muy buenos resultados con estos atunes, además de con los jureles. Con los jigs buscamos sobre todo las serviolas o amberjacks, llamadas bravos por los pescadores locales, supongo que por la potencia que tiene esta especie en su pelea. Pero capturamos también a jigging atunes, bonitos y otras especies. Con el popper nos entró también un muy buen peto, más alguno más que no se clavó, e hicimos igualmente algo de curricán, en los trayectos entre puntos calientes de pesca, en la costa, que íbamos siguiendo, así como para descansar un poco de vez en cuando de la tremenda pelea con los abundantes atunes. A curricán sacamos más atunes, además de algunas otras especies. El guía nos dio la posibilidad de salir a más distancia de la costa, para pescar marlin y pez vela a curricán, con la opción también de sacar, con un poco de suerte, atunes de gran talla, pero los pescadores del grupo decidimos concentrar la pesca, en los tres días que teníamos, en el lanzado, con los poppers y stickbaits, además del jigging, en las zonas de costa, que se estaba mostrando muy productiva. Pescamos sobre todo en zonas próximas a grandes islotes rocosos, trabajando tanto las orillas de los mismos, con poppers y stickbaits, como algo más alejados de sus orillas, buscando las grandes serviolas y otras especies de fondo, a jigging. Había pensado también en la opción de intentar la pesca del pez gallo, que no había capturado todavía, en mis viajes de pesca por el extranjero. Pero las fechas del viaje no eran las mejores para su captura en la zona, según me dijo el guía, además de que el mar estaba un poco revuelto y nuestro skipper me comentó que los gallos los solían pescar cerca de las playas cuando el mar estaba tranquilo, y con las condiciones que teníamos de agua bastante movida y olas considerables en las zonas de playa las opciones de sacar peces gallo no eran muy elevadas. Con lo cual preferimos centrarnos en otras especies que sí estaban dando muy buen número de capturas, como sobre todos los atunes de aleta amarilla, además de los jacks, serviolas, sierras y petos. Y con estas se nos fueron pasando los tres días de pesca, en los cuales repetimos los patrones de la primera jornada: buscar las pajareras para localizar a los atunes de aleta amarilla, que estaban cebándose con las sardinas, a una o dos millas de la costa, para pescarlos a popper y stickbait, tipo de pesca que también nos dio picadas de otras especies, como los petos, y con la cual nos lo pasamos realmente bien, yo y mis compañeros de viaje. Para el futuro quedará una nueva salida al Pacífico colombiano, en busca del famoso pez gallo o rooster fish, en unas fechas más adecuadas para su captura, pero con el buen recuerdo de la excelente pesca de atunes de aleta amarilla, la mejor que he tenido nunca en mi vida, viajando por todo el mundo, en cantidad de capturas, así como de la gran diversión que nos depararon el resto de especies del Pacífico colombiano: jacks, serviolas, petos y demás predadores tropicales de sus aguas. Miguel Sanz INFORMACION DE VIAJE Los pescadores interesados en el viaje pueden recabar más información sobre el mismo y realizar sus reservas: Viajes Barceló E-mail: aventurasdepesca(@)yahoo.es Sitio web: http://www.aventurasdepesca.es Tf: 620 671 056 Precio del viaje, con vuelos, estancia de una semana y pesca: 3000 Euros por persona aproximadamente, para grupos de 3 pescadores compartiendo barco de 10 metros de eslora. Opción de unirse a grupos guiados con salida desde España. ESPECIES, TECNICAS Y TEMPORADA DE PESCA Especies de pesca: cuberas, jack crevalle, petos, atún de aleta amarilla, serviolas, llampugas, meros, tarpón, pez gallo, marlin y pez vela. Técnicas de pesca: jigging, popper, mosca, curricán y cebo natural. Temporada alta de pesca: de mayo a octubre. OPCIONES DE TURISMO La costa del Pacífico colombiano es también famosa por la observación de ballenas, y es también posible practicar el buceo, además de rutas de senderismo guiado en la selva tropical que rodea la costa, con lo cual resulta un viaje muy indicado para pescadores con acompañantes, parejas e incluso familias. También es posible combinar unos días de pesca de mar con pesca en la Amazonía colombiana, que tiene una gran calidad de pesca de peacock bass, payara y otras especies tropicales de agua dulce.
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Aunque la pesca deportiva de mar en la costa del Pacifico americano siempre ha estado asociada, al menos por los pescadores extranjeros que visitan la zona, a Panamá y Costa Rica, la parte colombiana de Pacífico también ofrecer destinos de alta calidad de pesca de agua salada para el visitante, con buenas posibilidades de capturar cuberas, peces gallo, atunes de aleta amarilla, petos, serviolas, jack crevalles, etc. Y justamente el encanto del Pacifico colombiano es el ser una costa prácticamente virgen, sin carreteras ni localidades importantes, donde apenas se pueden encontrar algunos pequeños pueblos de pescadores artesanales, con lo cual la pesca profesional es muy reducida en la zona y su impacto pequeño en las poblaciones de peces. A ello se añade el encanto de un área apenas explotada, rodeada de montañas y selva amazónica, donde acuden algunos pescadores deportivos colombianos, siendo el número de barcos y lodges de pesca deportiva todavía muy reducido, comparado por ejemplo con su vecino del norte Panamá. Como a un servidor le atraen los nuevos destinos de pesca deportiva internacionales, especialmente aquellos que están todavía poco explorados, en dirigí a Colombia a comienzos de octubre, camino de la misteriosa y mítica región del Darien. EN LA COSTA DEL DARIEN Mi vuelo desde España era a Medellín, donde haría una noche de hotel, en esta bonita y moderna ciudad, para a continuación coger una avioneta al pequeño pueblo junto al que estaba situado el hotel con la embarcación de pesca deportiva donde haría las salidas. El lodge apenas estaba comenzando la actividad, siendo el primer pescador español que pisaba por allí, una zona realmente virgen para la pesca deportiva y con mucho por explorar todavía. Después de un entretenido vuelo sobre los bellos paisajes colombianos de montaña, mi avión aterrizó sin novedad en el pequeño aeropuerto regional, para a continuación ser recogido por un guía del lodge, que me llevaría al puerto de la localidad, donde ya me estaba esperando el barco de pesca para realizar el transfer al lodge, situado a una media hora de distancia aproximadamente. Como curiosidad mencionar que en el pequeño puerto donde nos esperaba nuestro barco vi. unos niños locales pescando a mano con unas líneas y usando cebo natural, unos pequeños peces como carnada, una especie de sardinas, y uno de ellos capturó ante mis ojos, desde el mismo pantalán, un jack crevalle de unos 7 u 8 kilos de peso, lo que me dio idea de la riqueza de pesca que debían tener aquellas aguas. Con tus cajas repletas de caros y sofisticados poppers, jigs y stickbaits de marcas internacionales, traídos en avión desde el otro extremo del mundo, uno no podía dejar de sonreír un poco por dentro con esto y plantearse si igual no sería más productivo y sencillo pescar como los niños locales, a mano y con sardinita. Otra de las cosas que me llamó la atención, además de la espesura de la selva montañosa que había en la zona, un bosque tropical completamente virgen y realmente bonito, es que prácticamente todo el mundo era afroamericano, apenas había blancos en la zona. Pregunté el por qué de esto y me explicaron que la costa del Darien colombiano fue refugio en la antigüedad de esclavos negros que se escapaban de las plantaciones coloniales, e iban a dar en esta zona debido a su falta de comunicación con el resto del país, al no haber carreteras, ni tampoco núcleos de población importantes. Un poco como los cimarrones de Brasil. JURELES, PETOS Y BRAVOS Tenia tres días de pesca reservados en el lodge del Pacifico colombiano, el primero que se ha abierto en la coste oeste del país, lo cual me atraía mucho, por la sensación de ser seguramente el primer pescador español que estaba por allí, como después me confirmaron. El sitio en general era realmente virgen, y te da esa sensación de lugar muy poco tocado, que tanto nos gusta a los pescadores, tanto en sí mismo, por el sentimiento de salvajina, como por los resultados de pesca, cosas que suelen ir unidas por lo general. Nada más llegar al lodge de pesca nos estaba esperando nuestro barco, con el guía y los equipos de pesca, que en este caso no había traído de España, sólo los señuelos, mis jigs, stickbaits y poppers favoritos para pesca tropical, que siempre llevo en todos mis viajes, aunque por lo que pude ver después el guía estaba bien provisto de material y tenía además señuelos muy parecidos a los míos, en modelos, tamaños y colores, lo cual me alegró el día por la sensación de haber acertado en la elección de los señuelos. Salimos con el barco de la playa frente a la cual estaba situado nuestro hotel, y apenas a unos pocos de cientos de metros ya estábamos pescando, en unas rocas que bordeaban la entrada a la bahía, y que según el guía nos dijo solían ser buen sitio. En seguida empezamos a tener las primeras picadas y embarcamos poco después un bonito jurel, a popper, que es como llaman en Colombia al jack crevalle. Durante la pesca usamos tanto poppers como stickbaits y jigs, los poppers y stickbaits sobre todo con los atunes de aleta amarilla, que encontramos en abundancia en la zona, y con los cuales nos lo pasamos de maravilla, por la gran cantidad de picadas y potencia de su ataque a los señuelos, así como por sus duras peleas. Dimos con varios bancos de yellowfinns cazando sardinas no muy lejos de la costa, con lo cual dedicamos bastante del tiempo de las tres jornadas de pesca a su captura, ya que nos resultó realmente divertida. El señuelo que más empleé con los atunes fue el stickbait hundido Salmo Sweeper, en las tallas de 14 y 17 cm., que especialmente en el color sardina azul TS nos dio muy buenos resultados con estos atunes, además de con los jureles. Con los jigs buscamos sobre todo las serviolas o amberjacks, llamadas bravos por los pescadores locales, supongo que por la potencia que tiene esta especie en su pelea. Pero capturamos también a jigging atunes, bonitos y otras especies. Con el popper nos entró también un muy buen peto, más alguno más que no se clavó, e hicimos igualmente algo de curricán, en los trayectos entre puntos calientes de pesca, en la costa, que íbamos siguiendo, así como para descansar un poco de vez en cuando de la tremenda pelea con los abundantes atunes. A curricán sacamos más atunes, además de algunas otras especies. El guía nos dio la posibilidad de salir a más distancia de la costa, para pescar marlin y pez vela a curricán, con la opción también de sacar, con un poco de suerte, atunes de gran talla, pero los pescadores del grupo decidimos concentrar la pesca, en los tres días que teníamos, en el lanzado, con los poppers y stickbaits, además del jigging, en las zonas de costa, que se estaba mostrando muy productiva. Pescamos sobre todo en zonas próximas a grandes islotes rocosos, trabajando tanto las orillas de los mismos, con poppers y stickbaits, como algo más alejados de sus orillas, buscando las grandes serviolas y otras especies de fondo, a jigging. Había pensado también en la opción de intentar la pesca del pez gallo, que no había capturado todavía, en mis viajes de pesca por el extranjero. Pero las fechas del viaje no eran las mejores para su captura en la zona, según me dijo el guía, además de que el mar estaba un poco revuelto y nuestro skipper me comentó que los gallos los solían pescar cerca de las playas cuando el mar estaba tranquilo, y con las condiciones que teníamos de agua bastante movida y olas considerables en las zonas de playa las opciones de sacar peces gallo no eran muy elevadas. Con lo cual preferimos centrarnos en otras especies que sí estaban dando muy buen número de capturas, como sobre todos los atunes de aleta amarilla, además de los jacks, serviolas, sierras y petos. Y con estas se nos fueron pasando los tres días de pesca, en los cuales repetimos los patrones de la primera jornada: buscar las pajareras para localizar a los atunes de aleta amarilla, que estaban cebándose con las sardinas, a una o dos millas de la costa, para pescarlos a popper y stickbait, tipo de pesca que también nos dio picadas de otras especies, como los petos, y con la cual nos lo pasamos realmente bien, yo y mis compañeros de viaje. Para el futuro quedará una nueva salida al Pacífico colombiano, en busca del famoso pez gallo o rooster fish, en unas fechas más adecuadas para su captura, pero con el buen recuerdo de la excelente pesca de atunes de aleta amarilla, la mejor que he tenido nunca en mi vida, viajando por todo el mundo, en cantidad de capturas, así como de la gran diversión que nos depararon el resto de especies del Pacífico colombiano: jacks, serviolas, petos y demás predadores tropicales de sus aguas. Miguel Sanz INFORMACION DE VIAJE Los pescadores interesados en el viaje pueden recabar más información sobre el mismo y realizar sus reservas: Viajes Barceló E-mail: aventurasdepesca(@)yahoo.es Sitio web: http://www.aventurasdepesca.es Tf: 620 671 056 Precio del viaje, con vuelos, estancia de una semana y pesca: 3000 Euros por persona aproximadamente, para grupos de 3 pescadores compartiendo barco de 10 metros de eslora. Opción de unirse a grupos guiados con salida desde España. ESPECIES, TECNICAS Y TEMPORADA DE PESCA Especies de pesca: cuberas, jack crevalle, petos, atún de aleta amarilla, serviolas, llampugas, meros, tarpón, pez gallo, marlin y pez vela. Técnicas de pesca: jigging, popper, mosca, curricán y cebo natural. Temporada alta de pesca: de mayo a octubre. OPCIONES DE TURISMO La costa del Pacífico colombiano es también famosa por la observación de ballenas, y es también posible practicar el buceo, además de rutas de senderismo guiado en la selva tropical que rodea la costa, con lo cual resulta un viaje muy indicado para pescadores con acompañantes, parejas e incluso familias. También es posible combinar unos días de pesca de mar con pesca en la Amazonía colombiana, que tiene una gran calidad de pesca de peacock bass, payara y otras especies tropicales de agua dulce. Ver artículo
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