Cuentan las malas lenguas que lo relatado a continuación ocurrió en un examen oral de maniobra en una Escuela nautica. Profesor: Imagínese que está al pairo esperando para entrar en puerto, y se levanta un fuerte viento de la mar hacia tierra. ¿Qué haría usted si no puede arrancar la máquina? Alumno: Daría fondo Profesor: ¿Y si el viento arrecia? Alumno: Fondearía con otra ancla Profesor: ¿Y si continua refrescando? Alumno: Mandaría fondear otra ancla. Profesor: ¿De donde saca usted tantas anclas? Alumno: Del mismo sitio que usted el viento!!!!.
El capellan del crucero turístico de super lujo recibe confesiones.
Padre, perdóneme porque he pecado
Dime hija ¿cuáles son tus pecados?
Padre, el demonio de la tentación se apoderó de mí, pobre pecadora
¿Cómo es eso hija?
Es que cuando hablo con un hombre tengo sensaciones en el cuerpo que no sé cómo describirlas...
Hija, por favor, que también soy un hombre...
Sí, padre, por eso vine a confesarme con usted
Bueno hija, ¿y cómo son esas sensaciones?
No sé cómo explicarlas, por ejemplo ahora mi cuerpo se rebela a estar de rodillas y necesito ponerme más cómoda...
¿en serio?
Sí, quiero relajarme y quedarme tendida.
Hija, tendida, como ?
De espaldas al piso, hasta que se me pase la tensión...
¿y qué más?
Es como que tengo un sufrimiento que no le encuentro acomodo
¿y qué más?
Como que espero un poco de calor que me alivie..
¿Calor?
Calor padre, calor humano, que lleve alivio a mi padecer...
y qué tan frecuente es esa tentación?"
Permanente padre, por ejemplo ahora me imagino que sus manos sobre mi piel me darían mucho alivio...
¡Hija!
Sí padre, perdóneme, pero me urge que alguien fuerte me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que necesito...
¿Por ejemplo yo?
Por ejemplo, usted es la clase de hombre que imagino me puede aliviar
perdóname hija mía, pero necesito saber tu edad...
Setenta y cuatro padre.
hija, ve en paz, que lo tuyo es reumatismo..