Le compré un equipo de pesca a mi sobrino, asi que tuve un excepcional compañero de pesca.
Estuvimos en la Almendra. El nivel del agua estaba bajo minimos.
Ni rastro de bases ni lucios. En cambio se veían saltar buenas carpas.
También nos saludaron un par de nutrias, sin duda preocupadas por la sequía.
En el futuro decidimos dejar el tema pantanero para dedicarnos en exclusiva al Tormes.
En las las dos primeras jornadas un cero patatero, ni rastro de peces depredadores en varios tramos que exploramos.
Tercera jornada y vemos pasar un lucio muerto flotando... joder !! mas arriba están pescando con mas exito que nosotros.
Probamos con toda la artillería y finalmente sacamos un Black Bass con un Super Spook Junior color blanco/amarillo.
A partir de este momento las cosas cambiaron radicalmente, porque hago amistad con Edu, un parroquiano pescador que nos cita a las siete de la mañana en el coto de pesca de Huerta, con nuestros respectivos permisos.
El sitio tiene muy pocos accesos al rio, protegido por arboles, arbustos y vegetación, prácticamente en sus tres kilómetros de extensión.
Me entero de que los lucios suelen estar apostados entre la vegetacion de las orillas, en aguas mas quietas. Y que las truchas prefieren los tramos y zonas con agua corriente.
Justo lo contrario que estabamos haciendo hasta ahora.
En este coto también hay posibilidad de pescar el Hucho Hucho, una especie de Salmón que en España solo se reproduce en el río Tormes.
Asi que decido ir a por esta especie, lástima que el equipo sea tal vez demasiado ligero.
Caña Shimano Antares 2,10 potencia 10-30 gr.
Carrete Shimano Twin Power 2500
Linea Fireline 0,19
Voy montando los mayores artificiales que he traido, lanzando en las zonas mas profundas, en busca de estos grandes peces, que el tercer año de vida ya miden 70 cm de largo.
Junto a la arena de la orilla salen dos Bisones juguetones que se me quedan mirando y luego salen zumbando de alli.
Cuanta fauna hay por aqui !!
A las seis de la tarde mis dos compañeros ya han sacado 5 truchas, 6 lucios y 50 alburnos.
Yo no me he comido nada de nada, y sigo insistiendo con mis minnows y mis jigs en zonas de abundante agua.
Voy recorriendo la orilla, buscando un buen sitio para lanzar, y de repente me quedo alucinado al ver un pedazo de bicharraco de un metro de largo bajo unas ramas. Me paro en seco porque estoy a solo tres metros de distancia. Seguro que me ha visto, pero no se mueve.
Es un Hucho que se mantiene sin esfuerzo a unos 40 cm de la superficie, contra la suave corriente, descansando a la sombra.
Decido montar un vinilo de 20 cm imitación de gusano de color vino tinto.
Desde esta distancia, sin lanzar, casi puedo dejarle caer el señuelo en sus narices.
El bicho no hace ni caso, casi sin inmutarse se aparta levemente y mas tarde regresa al punto exacto donde estaba recibiendo el hilo de corriente que pasa entre las ramas sumergidas.
Lo intento de nuevo varias veces con otros señuelos que pasan por delante de Salmón y sorprendentemente ni se inmuta.
Incluso engancho las ramas en dos ocasiones, liberando el artificial con el mínimo follón posible.
El Hucho parece pensar "este tio me está dando la tarde.. que cansino!!".
Está claro que el pez no quiere comer. Además nos ha visto a nosotros... ha visto como le lanzo el señuelo... y además ha visto hasta la marca y el modelo del carrete.
Decido montar un viva parade y lanzar lejos para que el artificial llegue hasta el Hucho, como si fuera ajeno a esta movida.
El Jig llega directo hacia su boca, a través del hilo de corriente.
BINGO !!! el bicho abre la boca y noto su peso en la caña.
Tirón fuerte para clavar... y de repente recibo un porrazo impresionante en las gafas polarizadas. Ni siquiera he podido verlo venir. Desde una distancia de solo tres metros, el señuelo ha salido disparado y se ha estrellado en mi cara. Lo tengo clavado en el labio. Por suerte la muerte no ha entrado y Edu lo extrae facilmente. Apenas sale sangre.
DIOS BENDIGA A LAS GAFAS POLARIZADAS
Ni siguiera se rompieron, aguantando un golpe impresionante por la potencia de la caña que estaba doblada soportando el peso del animal, de unos 7 kilos.
Despues del susto, nos preguntamos que habia pasado con el Hucho.
No andaba lejos. Justo enfrente, en la otra orilla.
En ese momento vimos que llegaba otro Hucho desde rio abajo.
Este era todavia mas grande. Menudo bicharraco !!!
Venía bordeando lentamente nuestra orilla. Nos vio y tampoco se inmutaba. Se movia majestuosamente con lentos movimientos de balanceo, rebuscando entre las ramas de la orilla y pasando del público.
El siguió su camino rio arriba... y nosotros tomamos nuestro camino hacia casa.