Bueno, pues se acabó el día de pesca con un cero patatero.
Menudo día, madrugón del quince, frío que te pelas cuando llegamos a las 6,30 al barco, viento con un poco de mala leche, me encuentro el candado de la patronera abierto (acojone total hasta que compruebo que no han tocado nada en el interior), arranco el motor para el correspondiente calentamiento y ¡¡¡¡¡¡me cago en tó lo que se menea!!!!! al dar a la llave de contacto un siseo y un gran chorro de agua sale por el lateral del motor (segundo acojone en diez minutos), un hijo de la gran bretaña me ha quitado el tapón que tapa el circuito para endulzar el motor y el agua sale a borbotones sin completar el circuito de refrigeración, menos mal que he podido utilizar el adaptador que tengo para acoplar la manguera y me ha servido.
Nos vamos a la piedra mágica pensando en la cantidad de kilos de corvina que íbamos a trincar, craso error, mojón para los optimistas pescadores. Después de unos cuantos cambios y movimientos estratégicos decidimos ir a repostar a Mazagón y de camino buscar el taponcito de los cataplines, entro en la primera de las tiendas del puerto y me dicen que no la tienen, entro en la segunda y me tiene la chavala un rato esperando para decirme cuando por fin me atiende que le tengo que dar el número de serie del motor para poder pedir a fábrica el tapón ya que puede variar de un año a otro, ¡me vuelvo a cagar en...!, salgo de la tienda y me encuentro en la puerta ¡¡¡al hijo de su puñetera madre que me estafó con la electrónica del barco y con el motor!!! ¡¡¡y el tío se viene para mí con toda la cara sonriente para saludarme!!! Después de los correspondiente improperios que le lanzo como modo efusivo de saludo el sinvergüenza sale pitando de allí, dedicándole como cariñosa despedida el lógico "nos vemos pronto en el juzgado cab..."
Para colmo de males, una vez en el puerto para dar debida cuenta de las viandas aportadas por el amigo javico, llega mi vecino de pantalán con unas cuantas sardinas, abre su sombrilla y prepara un par de aparejos de mano, se dispone a echar la tarde y ¡¡¡empieza el tío a trincar pescado sin parar!!! en poco más de una hora acaba con las sardinas y se lleva 3 róbalos y dos bailas.
Por suerte y como siempre, la compañía inmejorable
Saludos