Hola a todos, veo repartido por muchos post casos que nos han ocurrido a muchos de nosotros, bien por imprudencia, por ser novatos o por cualquier otra razón, sobre situaciones que hemos vivido en primera persona y que nos ha calado lo suficiente como para no olvidarnos nunca. ¿Qué os parece si contamos desde aquí esas situaciones pasadas? Que nuestras propias experiencias malas puedan servir a otros para aprender y estar alertas.
Como es lógico paso a contaros lo que me pasó el día que me estrené en esto de la navegación:
Podeis imaginaros la situación: PER recié sacado. Barco de segunda mano puesto en el pantalán de Punta. Unica experiencia en barco hasta ese momento, las prácticas de navegación del PER. Entrega de llaves y yo, solo frente al mundo, más contento que un niño con zapatos nuevos.
¿Qué es lo primero que hago? Como dice el manual, comprobación de todos los elementos de seguridad, emisora conectada, chalecos salvavidas a mano, y llega el momento de comprobar la gasolina. CRASO ERROR. Resulta que el depósito de 20 litros es metálico, esta encajado en un pequeño tambucho que me reformaron en la popa y lo trato de mover. Perfecto, ¡como cuesta moverlo! ¡seguro que está lleno! Para un ratito que voy a estar de sobra.
Suelto amarras y salgo a la ría. Mes de abril, la corriente bajando a toda leche y ¡¡¡ZAS!!! SE ACABÓ LA GASOLINA. De deposito lleno na de na, estaba encajado y bien encajado (el muy jodío) y estaba más seco que una mojama caducá. Bueno, me digo, tranquilidad ante todo, a poner en práctica lo aprendido; llamo por la emisora al puerto y ¡NO FUNCIONA! La antena tiene algun empalme mla hecho y no transmite; bueno no pasa nada, ahora echaré el ancla y me quedaré aquí hasta que pase alguien y me remolque o traiga gasolina ¡OTRA LECHE PA MÍ! el rezón no enganchaba y el barco seguía hacia la punta del espigón como si le estuviera echando una carrera a Fernando Alonso.
El barco era una Glastron de 5 metros y acabé en la proa pegando más gritos que Tarzán llamando a los elefantes para irse de fiesta. Al final, cuando pasaba cerca de un compañero que estaba fondeado (para mí era el Angel de la Guarda disfrazado de pescador) y, después de pedirle ayuda, el hombre recogió sus cañas y se vino a buscarme.
Ese día aprendí más que con todos los títulos que me pueda sacar en mi vida.
Lo que empezó como el que creía iba a ser el mejor día de mi vida se convirtió en una pesadilla que sigo teniendo presente todavía. Jamás salgo sin comprobar absolutamente todo.
Verdaderamente las pasé canutas.
Bueno compañeros, espero que esta sea la primera de muchas otras experiencias vividas y que sirvan de ejemplo para los amigos de este foro.
Saludos y buena pesca