Por lo menos que dejen atender nuestros barcos. Que todos sabemos lo que cuestan. Los marieneros del club náutico, con toda su buena voluntad me arrancan el motor cuando quiero. Pero a mi me gusta hacerlo yo. Porque sigo mis pautas, lo dejo en marcha el tiempo que estimo oportuno lo subo a la altura que a mi me parece mejor, lo tapo de forma que no le pegue el sol pero que tenga ventilación... y lo mas importante, lo endulzo despues. No puedo exigirles a los marineros tantas cosas.
Esperemos que pronto nos dejen ir, con las debidas precauciones a ver nuestras embarcaciones. Valga la rima