Mi primera gran lubina.
Fue en 1997. Por aquel año ya llevaba rapaleando años y me quejaba de que no sacaba peces grandes (y ahora me pasa igual).
Un domingo, despues de visitar a mi novia, como hacia un buen levante, me fui un rato a mojar un original de 11 cm. En poco tiempo tube una picada de un lubinón. Cuando consegui arrimarlo a la orilla intenté meterlo en una sacadera, pero tenía el antebrazo de la caña tan cansado, que no fui capaz de levantarle la cabeza. Con el movimiento de las olas, el rapala se lió con la red, estando la lubina por fuera, y otra ola se encargo de soltarla de los anzuelos. Os podeis imaginar como me quedé. Luego cuando contaba la historia yo decia que la cabeza le media un palmo y que le entraba holgadamente un puño por su boca.
En un libro de pesca había leido que estas grandes lubinas solian ir a cazar a los mismos cotos cuando las condiciones les eran propicias.
Un par de semanas más tarde, con cielo cubierto y levante fuerte volvi al mismo escenario. Esta vez llevaba un Countdown de 11 cm con las poteras tan sobredimensionadas que al parar la recogida el artificial se hundia de culo. Y había sustituido la sacadera por un gancho de fabricación casera. Pues comienzo con el rapaleo. Distitos tipos de recogida, llevaba un rato y empecé a recoger el countdown con tirones bruscos....y en uno de estos se dió la picada. Al principio dió unos cabezazos un poco aturdida, pues el pez no sabia que había pasado. Pero cuando se notó presa inicio una fuerte carrera mar adentro a pesar de que el freno de mi sagarra iba bastante duro. Yo estaba confiado pensando que las grandes ancoretas habrian clavado cogiendo un buen cacho. Se paró y la acerque un poco...y ahora me dio otra carrera mucho más peligrosa, se lanzó como loca hacia mi derecha, luchando con fuerza entre los escollos. Apreté el freno y me agarré a la caña que con su elasticidad absorbia las embestidas del animal. Cuando vio que por alli tampoco podía, volvio para adentrarse en el mar, pero ya notablemente cansada. Cuando dejo de tirar la fui acercando con cuidado, solo con su peso doblaba notablemente la caña. Ya en la orilla se ofrecio un espontáneo, notablemente nervioso y excitado a ganchear la pieza, cosa a la que por supuesto no accedí. Y es que se había formado un corro de gente que pa que. Total que baje con los tenis a las piedras de la orilla. Las olas bañaban mis pies, la arrime y la intenté ganchear, pero con la espuma no consegui clavarla. Se alejo un poco, con trabajo y calma la volvi a acercar, y esta vez el golpe fue certero y saque mi lubinón de aquellas aguas.
Luego la bascula dijo que 4,400 para aquel lingote de plata de 77 cm.
Saludos.