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  • Relato del compañero del foro Xapp, perteneciente al Concurso de relatos Pescamediterraneo2.com de 2011

    Probando el nuevo equipo.

    Buenos días compañeros, este fin de semana me he entregado a probar mi nuevo equipo y puedo decir que estoy en racha, ya que es el segundo fin de semana de este mes que consigo una pieza de fotografía, especialmente si consideramos que cada día hay menos pesca y más aun en Barcelona.

    El equipo que me disponía a probar son un par de cañas de segunda mano que están como nuevas y que he comprado a un compañero del foro, los carretes también nuevos, hilo de 0,18 y 0,30 para las bobinas de cada uno de los carretes, plomos de varilla corta que no había utilizado nunca y anzuelos de una nueva marca también a estrenar, en definitiva, un fin de semana de estreno ideal para probar un poco el OTG y tratar de hacer algún lanzamiento decente ya que realmente solo domino el lanzamiento sobre la cabeza, aunque voy mejorando.

    Durante la semana me entretuve mirando las tablas de mareas durante los pocos ratos libres que me podía permitir en el despacho, se pronosticaba una actividad media de los peces para el día Sábado con su punto más fuerte entre 5 y 7 de la mañana para luego coincidir con el amanecer que es mi hora preferida para estar en la playa. La tabla de vientos pronosticaba 2 nudos hasta las 10am aumentando paulatinamente hasta llegar a los 8 nudos a primeras horas de la tarde. Yo no soy ningún experto en el análisis de mareas y vientos, pero algo instintivo sobre el comportamiento del mar sí que tenemos todos los pescadores, unos más que otros, pero todos los que dedicamos nuestras horas libres y mantenemos un estilo de vida que gira en torno al mar terminamos generando un vinculo muy difícil de describir, su simple olor nos llena de un gozo y satisfacción que solo nuestros más cercanos familiares y compañeros de pesca logran entender, cuando miramos el horizonte una paz nos invade a tal punto que cada uno de los minutos que pasamos allí son una prueba fehaciente de la ley de la relatividad, cada minuto a pie de playa experimentado es una eternidad, pero al final del día los recordamos como si el tiempo hubiera pasado volando y el reloj nos estuviera jugando una mala pasada al marcar el fin de la jornada.

    Con las tablas marea y viento analizadas, reanalizadas y por si las dudas vueltas a mirar, luego de repetidas veces comprobar el forecast del tiempo, mirar el pronóstico para el Viernes, Sábado, Domingo y porque no, el pronóstico a 15 días, aparece la recepcionista del despacho con el paquete de correos esperado que tan inquieto me tenia, era una gran caja con los carretes, nylon, plomos, anzuelos y pichos de arena para las cañas nuevas, ya era oficial, el fin de semana si que probaría el equipo de pesca. Reviso todo el material y le escribo para agradecer a el compañero de la tienda donde compré, por su asesoría y atenciones que fueron más que cordiales durante el tiempo que pasamos al teléfono conversando sobre los distintos materiales. Ya en casa, esa misma tarde del viernes prepare los equipos, no se vosotros, pero yo disfruto de los preparativos igual que de la pesca, estaba igual o más contento que un niño con juguetes nuevos. Primero los carretes, cojo las bobinas, el nylon para el relleno y los hilos antes mencionados, no tengo que describir un proceso que vosotros seguramente conocéis mejor que yo, de hecho cometí algunos errores. Las ganas de salir a la playa eran tales que ya me imaginaba una mala noche de poco dormir, mucho soñar con pescar y muchas vueltas en la cama hasta escuchar la alarma.

    Sábado 5 am, primer día de prueba. Suena el despertador luego de solamente haber mal dormido unas 3 o 4 horas, bajo las escaleras y coloco en la nevera las cosas que ya había preparado, el bocata, las bebidas, el cebo y el hielo. El carro de la compra me hace la función de carro de pesca y así que con las cañas al hombro y empujando el carro me voy a la playa finalmente. El día estaba tal como se pronosticaba pero con una mar de fondo un poco extraño, en la tabla se indicaban olas de 0,60 metros y en secuencias de 5 y 6. Una vez con los pies en la arena pude comprobar que era más bien un día de playa y no un día de pesca ideal, pero como mi intensión era probar el equipo y el día igualmente estaba de lujo mantuve el mismo animo que hasta hace unas horas antes de ir a dormir. Como era sábado busque un lugar en la playa donde normalmente no colocan toallas los bañistas, es decir, a pocos metros del espigón, con rocas y donde de vez en cuando alguna ola lo cubre casi todo. Me tome con mucha calma montar el equipo, las cañas de 3 tramos, los carretes, el plomo corrido, hacer el empatillado del anzuelo y finalmente poner el cebo. Coloco el pincho en el punto más alto de la arena que está cerca del espigón y me dispongo a hacer el primer lanzamiento de la caña nueva con hilo del 0,18. Cojo la caña, ajusto el plomo a la altura que considero es la que me da mejor resultado, la inclino hacia atrás por encima de la cabeza y doy el fuerte golpe con el brazo izquierdo, pero algo no salía bien, el hilo se escuchaba que salía con problemas, como rozando con algo mas y el plomo no voló muy lejos. Al analizar el carrete veo mi error, el hilo de relleno utilizado es muy gordo, un 0,45 y al realizar el empalme con el 0,18 el nudo es muy grande, por lo que al realizar el lance cada vuelta del hilo al salir tropieza con el mismo. No hay nada que hacer, recojo el hilo que había salido y cambio la bobina por la del 0,30. Ya lo solucionare en casa al volver. Con la otra bobina las sensaciones fueron distintas, el hilo salía perfectamente y la caña se comportaba tal y como me habían descrito que lo haría, un lance muy cómodo y doblaba perfectamente. Con un trozo de sepia muy pesado obtenía distancias sobre las 120 vueltas de carrete. Mientras dejaba una caña en el agua con el cebo, la otra me servía de experimento, como ya había imaginado cada 4 o 5 lances la gameta venia liada, ese era su límite.

    De cuando en cuando revisaba el cebo y cambiaba la gameta ya que el mar de fondo liaba todo el bajo especialmente si el esmerillón cogía algo de alga. Otros compañeros de pesca se ubicaron cerca y charlamos un poco, ellos utilizaban gusano como cebo y al poco rato comprobaron la presencia de morralla. Yo no me había percatado de la misma ya que una de las razones por las que me gustan los cebos duros es no preocuparme de que el cebo desaparezca sin darme cuenta de la picada, utilizo cebos duros y anzuelos grandes.

    La mañana transcurre con tranquilidad, no he tenido ni una sola picada pero dadas las condiciones del mar no era algo que me extrañaba, igual para otros pescadores el estado del mar era el de su preferencia ya que no descartaba la presencia de alguna lubina o sargo, pero esto va mucho a gustos, yo prefiero el mar calmo o el mar picado, pero el mar que no es ni una cosa ni la otra no termina de ser de mi agrado en relación a los resultados obtenidos. Llegado el medio día recojo mi equipo, lo guardo, limpio bien y me propongo volver al día siguiente para seguir con las pruebas.

    Domingo, 6 am, segundo día de prueba y prueba en acción. El mismo procedimiento que el día anterior, no me ha dado tiempo a corregir el mal montaje de las bobinas del 0,18 por trabajo y compromisos familiares y me dirijo a la playa con las del 0,30 habiendo dormido únicamente 3 horas, que sumadas a las 4 del día anterior dan un total de 7 en todo el fin de semana, para que luego se diga que la pesca no es sacrificada. Las condiciones del mar no diferían a las del día anterior, es más, eran exactamente las mismas con diferencia de que el pronóstico de los vientos y olas indicaban una mejoría para horas de la tarde. El desempeño de las cañas me satisfacía, estaba sacando los mismos metros con hilo del 0,30 y sepia como cebo que con las cañas que antes utilizaba con 0,20 y americano. Pero nuevamente volví a casa sin picada alguna. Mi mujer es una amante de la playa, aunque no realmente de la pesca, y me comenta que luego de la comida tiene ganas de ir a tomar un poco el sol, como yo eso no lo sé hacer y me es imposible tumbarme a no hacer nada en la playa le dije "vale, me llevo el equipo de pesca para arreglar las bobinas y llevamos la cámara para que me tomes un video que me servirá para ver y corregir lo que hago mal cuando lanzo la caña".

    A las 4 de la tarde estábamos con la toalla en la arena cerca de la orilla, en una parte sin bañistas donde la orilla estaba bastante plana y me serviría para entrenar. Me entretuve mucho rato acomodando las boninas del 0,18 y viendo en el horizonte las barcas y zodiac que pescaban de fondo o vigilaban las boyas de los pescasub que transportaban a la zona, me dio cierta envidia ya que hace algunos años de mi última salida en barca a pescar ya sea curri, fondo o pescasub.

    A lo lejos unas nubes amenazaban con nublar lo que quedaba de la tarde y mi mujer llego a comentar que llovería, como ya estábamos en la playa no hay pescador que estando una vez con el equipo en la arena se deje intimidar por tonterías y me dispuse a preparar la cañas y entrenar. El clima es algo curioso, el viento cesó, las olas se detuvieron y el agua se aclaró y volvió a ser completamente transparente transmitiéndome unas sensaciones completamente distintas a las de las mañanas anteriores. No sé si serán ideas mías pero creo que ya estoy comenzando a descifrar y reconocer las condiciones idóneas para la pesca en la parte del mediterráneo que tengo delante de casa.

    Mi mujer me comunica que se marcha a casa ya que cuando pasaba alguna nube la temperatura refrescaba mucho y además al verificar las baterías de la cámara me dice que no podría grabar porque estaban descargadas. Las cañas las prepare como de costumbre, una con la bobina del 0,18 y la otra del 0,30 para seguir probando sensaciones con el nuevo equipo pero esta vez dispuesto a testearlo en acción y no a estar recogiendo cada poco tiempo para probar nuevos lances. Luego de lograr con ambas cañas un lance que me dejara satisfecho reorganizo la sombrilla, nevera y silla y las muevo un poco alejadas de las cañas para poder observar ambas sin forzarme mucho el cuello.

    Mi real intensión ese fin de semana era probar las cañas y entrenar, y por eso luego ya de tener los cebos en el agua, cogí 2 tramos de la tercera caña que llevaba y me puse a practicar el movimiento del lance. La gente que pasaba debía de pensar que estaba un poco loco, pero realmente me daba igual, yo estaba en la playa, pescando y entrenando y la tarde estaba espectacular, así que qué más se puede pedir? Si, exactamente, se puede pedir una pieza de nivel para estrenar la caña en acción, y no tardó en llegar.

    Estaba sentando descansando un poco ya que el poco dormir y tanta playa van agotando las fuerzas, cojo una gaseosa y el móvil y reviso los correos del trabajo. Si, lo sé, una mala costumbre. Cuando mas absorto estaba en mis pensamientos, la caña de la izquierda protagoniza un fuerte tirón, me levanto y el tirón se repite con más fuerza y el hilo no deja de salir. Me aproximo y cojo la caña del pincho, ajusto mínimamente el freno ya que no se la resistencia del nuevo nylon y la levanto levemente ya que el ajuste del freno y la velocidad en carrera que llevaba el pez lo considere suficiente para clavarlo en caso que no lo estuviera ya.

    Cientos de cosas me pasaron por la cabeza, no se puede tener tanta suerte en un mismo mes, pocos días antes había cogido la lubina más grande que he cogido hasta el momento y un par de doradas de poco mas de 1 kg, pero algo me faltaba, estaba otra vez solo en la playa y sin el placer de poder compartir la adrenalina y emoción que lo elevan a uno en esos momentos hasta límites no cuantificables.

    En estos instantes el nylon no dejaba de salir y las únicas vueltas que daba al carrete eran cuando daba la sensación de que la línea se podía destensar, pero ese pequeño ajuste era suficiente para comenzar una nueva embestida del pez y seguir escuchando el canto de la carraca en el carrete. Estaba disfrutando como nunca, el sonido del nuevo carrete y la sensación que me transmitía la caña eran increíbles, y como el pez seguía en lo suyo fui reculando en dirección a mi silla para coger el móvil. Me dio tiempo de cogerlo, sacarle de la funda, hacer la llamada y decir "cariño, vuelve a la playa corriendo que estoy pescando uno gordísimo". No termine de decir la frase porque la línea aflojo un poco, así que deje el teléfono de golpe sin muchos miramientos de donde caía y ya me dedique a dar pequeños ajustes al freno y a disfrutar de la pelea. Por cada vuelta que yo daba al carrete era más el hilo que salía que el que entraba en el mismo, pero yo sabía que eso luego me recompensaría en la parte más complicada que es al sacarle del agua en la orilla. Estaba nervioso como nunca, mi mujer llego a mi lado y aun no veía siquiera el puente de línea, así que como mínimo aun me faltaban unos 50 metros por recoger. Mi mujer estaba nerviosa también, no dejaba de decirme que recogiera y de decirme lo emocionante que era. Unos segundos después le indico que mire en dirección a la línea y que notaria un cambio de color en el hilo, a partir de allí faltaría 15 metros de puente más 2 metros de gameta.

    ¿Será una dorada? Me preguntó!, y yo le señalo la puntera de la caña, "mira los golpes que da la puntera de la caña cada vez que el pez tira, parece como que da cabezazos, casi seguro que si es una dorada". La lucha seguía pero ya el animal se estaba cansando, las embestidas eran cada vez más aisladas y de menor intensidad, así que pude ir ganando metros finalmente.

    Cuando llegó el puente de línea a la puntera de la caña no había discusión alguna sobre la especie del pez, la dorada se mostraba hermosa aun con el sol a mi espalda y el agua transparente. Mi mujer exclamaba lo grande que era y que recogiera para sacarla, pero aún le quedaban fuerzas. Cada vez que la lograba acercar al borde que se origina en la orilla con la rompiente y que tendrá unos 40cm de profundidad, cada vez que ya lograba acercarla allí a ese punto donde solo falta esperar la ola adecuada y con un tirón ver la pieza fuera del agua, una vez allí en ese punto el animal hacia un esfuerzo adicional y volvía a sacarme un par de metros de hilo. Fueron unas 6 o 7 veces que se repetía lo mismo, yo me acercaba a la orilla, recogía lo más posible y ya con el plomo en el aire y a punto de dar el último tirón, la ola no llegaba y la dorada daba la vuelta y sacaba metros del carrete. Me temblaban las piernas, mi mujer estaba que no se lo creía y yo solo le decía "no se cansa, no puedo tirar de la caña y sacarla si no se cansa o me romperá el nylon". Dicho esto, una última carrera hacia mi lado derecho por parte de la dorada y camino con ella, recojo el hilo y veo como con solo una pequeña tensión y golpe de la caña se da la vuelta sobre si misma enseñado su plateado vientre en señal de que estaba agotada, finalmente la dorada estaba vencida.

    El agua estaba un poco fría para mi gusto y yo estaba con zapatos de correr y el pantalón del chándal, pero igualmente camino un poco en dirección al mar y cuando noto que ya tengo el agua hasta las rodillas veo mi oportunidad, levanto suavemente hacia arriba y girando mí cuerpo y la caña en circulo la dorada se desliza con la ola por encima del borde de la rompiente donde antes se defendía con fuerzas. Aun quedaba un poco de agua y me preocupaba que se partiera la línea, así que esperé y con una ola más ya pude desplazarla hasta la arena. Todo había terminado, la cojo con la mano y veo que venía la sepia aun en el hilo y con el anzuelo cogido en el labio, motivo por el que pude disfrutar de todo su poder y fuerza en la pelea. La dorada había utilizado el 100% de sus energías en tratar de librarse de mi línea y no como ocurre cuando se tragan el cebo completamente ya que se agotan más rápido por el daño interno que les produce el anzuelo. Era una dorada espectacular, no es el record de España claro está, pero con sus 2 kg que pesó en casa estando ya escamada, destripada y sin agallas me doy por bendecido. Un estreno de material como no podía haberlo soñado, la nueva caña me hizo disfrutar como no lo había hecho antes y el pescar con hilos finos me dio la sensación de riesgo adicional que satisface doblemente al conseguir sacar la pieza de igual manera venciendo el riesgo asumido.

    Mi mujer me tomo unas cuantas fotografías con el móvil, y pude sentarme a descansar un poco en la silla dando por finalizada la jornada y disponiéndome a recoger todo el material.

    Es una de las piezas que más satisfacción me ha dado y no por su tamaño o peso. En este caso fue distinto, lo pude compartir con mi mujer, pude disfrutar de un animal en plenitud de energías y he podido a su vez confirmar que las playas de Barcelona son recuperables, hace un año exactamente que se cargaron parte de la costa rellenando de arena las mismas para los bañistas y al parecer este año no hay presupuesto para hacerlo de nuevo gracias a dios. Ya se comienzan a ver mejillones, cangrejos y las piedras que fueron cubiertas por la arena, y esto se traduce en vida, salud y peces para nuestros mares...... Si a esto le pudiéramos sumar una pesca responsable respetando las tallas aun siendo estas superiores a las mínimas, si utilizáramos cebos y anzuelos selectivos, limpiáramos antes de irnos y también limpiáramos lo que veamos que han dejado otros pescadores. Si todos hiciéramos nuestra parte podría ser que viéramos más capturas de nivel y disfrutáramos de este deporte con más libertad y menos restricciones.

    El verano es una fecha complicada para nuestro deporte, la pesca diurna es prácticamente imposible y la poca cordialidad de la mayoría de los bañistas, que hacen uso del apoyo que les da la ley en estas fechas sin ningún miramiento ni la más mínima educación, no son excusas para que nosotros no mantengamos un comportamiento adecuado y recordemos que solo es necesario unos pocos de nosotros que no acatemos las normativas o no mantengamos la pulcritud mínima necesaria para mantener limpias las playas y libre de hilos y anzuelos para que todos nos veamos perjudicados por una ley cada vez más discriminativa y restrictiva que culminará irremediablemente en la prohibición definitiva de la pesca deportiva en la mayoría de las costas de nuestro País.

    Un abrazo para todos y espero podamos seguir disfrutando por mucho años más de este deporte que para muchos al igual que para mí es nuestro estilo de vida.

    Buena pesca.


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