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  • Relato del compañero del foro Fran Delta, perteneciente al Concurso de relatos Pescamediterraneo2.com de 2011

    La Palometa, de mis sueños. ele-E-Y-erre-E.

    Tiempo llevaba dándole vueltas a la cabeza, tanto, que casi se convirtió en obsesión. Quería conseguir mi palometa fuese como fuese, estaba todo decidido, todo atado y como no un buen surtido de enseres para el día que llegase. “ Todo preparado; Popers, rangers, paseantes, jerkbaits ”. Estaba claro que sería cuestión de tiempo y lances, más tiempo más disparos, más probabilidad eso sí, mientras practicaba, me lo pasaba muy bien. Siempre con la cabeza fría, analizando, buscando información, recapacitando sobre los aspectos positivos y negativos que podría encontrar, y en mayor parte, intentando retener en mi pensamiento lo que sentiría al conseguirlo…es que….UNA PALOMETA, ES UNA PALOMETA .

    Palometa, lichia amia, palometón, palomina, leccia, lichie …de cuerpo esbelto y alto, dos aletas dorsales, una boca muy grande, piel suave, mirada de buena gente, y una ese S que recorre los flancos. Se me olvidaba, dotada de una potencia sobrenatural.

    Está claro, que algunos de vosotros ya la/lo tenéis, muchos ya vivieron ese gratificante momento que la vida nos regala y que nunca se olvida, vivir ese deseo se hace duro cuando casi ya lo tienes pero en su etapa final parece nunca llegar. Que largo se hace. Para otros, algo a cumplir en el transcurso de su vida, para gustos colores y también hay quien no lo tiene en su propósito. Lo que está claro, que conseguir una palometa es algo que no consigue uno solo, pero en cambio si se comparte con alegría una vez conseguido, a la vez que es algo personal e intransferible. Insisto, una palometa, es una palometa.

    Desde hace poco tiempo, fue una realidad para mí. Nunca lo olvidaré, como seguro que vosotros que leéis nunca olvidasteis o nunca olvidaréis (hablando en futuro) ese momento, que siempre queda grabado. Hablando de pesca pues como cuando te atacan el poper de manera espectacular y en tu mente queda grabada la embestida. No se olvida. Jamás imaginé – o no tenía suficiente capacidad para imaginar - que se sentiría algo tan grande y bonito cuando por fin la ves ahí, y lo mejor del todo, es que eso que sientes cuando la tienes ahí tan cerca no es nada ya que se multiplica a la enésima potencia cuando por fin la sostienes por primera vez en brazos .Luego si no estás solo, te hacen una foto con ella. No puedes dejar de mirarlas, son tan bonitas, huelen tan bien, son tan suaves, tan bien hechas. Ni sacadera, ni lazo de cola, ni guantes, a pelo. Sinceramente no sabes cómo manipular para no dañar, más aún si ha sido un duro combate en el que el nerviosismo ha estado presente segundo tras segundo hasta el momento final. Con el tiempo y experiencia lo acabas casi dominando y poco a poco hasta las acabas comprendiendo. Para cada uno de nosotros, la que fue, es - o será- su palometa o palometón será seguramente la mejor pieza que jamás se pueda conseguir allá por donde pesque. Seguro que para cada uno la suya es la más bonita, incluso la tendremos impresa en el comedor con un bonito marco para que cada día al mirarla nos haga recordar ese momento en el que por fin pudimos posar junto a ella para la foto. No es fácil dominarlas, y hay que ser consciente y estar preparado, ya que lidiar con palometas o palometones, no es tarea fácil.

    Preciosas, bonitas, hermosas, lindas, divinas, bellas…De color plateado –dorado o verdoso según la zona, y una alta capacidad para enamorar a cualquiera. Poco tiempo y mucho que explicar sobre ellas, pero ya todo o casi todo se sabe o se ha dicho, sobre todo, más lo saben los que las persiguen y ya las tienen en su palmarés, solo ellos saben realmente quien y como son, aparte del depredador costero más grande con el que nos podemos encontrar en nuestro mar. Un pez que vuelve loco a cualquiera, un animal que levanta pasiones allá por donde se encuentre, y es que no es para menos, no faltan los motivos. Uno de ellos por el enorme tamaño que pueden alcanzar, su astucia, por sus espectaculares y rápidos ataques, y por esos regalos que nos dan cuando vemos los remolinos y vaciadas de agua que forman en plena caza tras sus presas. Estar ahí y verlo, es un delirio y un espectáculo que todo pescador debería ver aunque solo fuese una vez. Que listas son, como adelantan a sus presas para darles caza por delante, como juegan con ellas, como aturden a base de coletazos, la verdad, es algo digno de ver. Que decir cuando se levanta un ejemplar tras tu señuelo y empieza esa persecución en la que muchas veces nos acaban faltando metros, es habitual en ellas, solo hacen eso, perseguir , pero ya es suficiente para poner al límite al pescador que solo apreciar la uve y la aleta tras el señuelo se emociona y entra en shock a la vez que grita fuertemente PALOMETON PALOMETON!

    Es que una palometa, es una palometa. “ Todo preparado, chupete, biberón, pañales, toallitas”.

    Que momento más delicado y que nervioso se pone uno cuando la llevas detrás, más cuando ves su enorme tamaño comparado con el del señuelo, es lo que todos buscamos, lo que tanto queremos, y ahí está ahí la tenemos en plena fase de engaño…si lo sientes y lo vives, ya nos llega el éxtasis con ese bicho que viene pero que aún ni ha atacado y posiblemente ni lo haga, quien lo diría. Hacerlas comer, es otra historia, pero hasta aquí describo, solo con las persecuciones y que me quiten “lo bailao” que se gozar del corre que te pillo. Cuando explote el agua y consigamos tenerla ancalada, pasaremos al segundo round, pasado esto tan solo quedará el tercero cuando llegue el orgasmo final y luego el flash.

    Sobre equipos pues lo ya dicho, cañas con suficiente potencia para clavar, ligeras para afrontar largas jornadas de lance a lance, carretes capaces de albergar sobre los 300 metros de trenzado de como máximo 30 libras, un bajo fiable y resistente, una grapa potente, o anilla de calidad, un señuelo con poteras de las que pinchan bien, mucha paciencia y a darle horas. Encuentros de aguas dulces y salobres son lugares querenciosos para dar con ellas, no estarán siempre –claro está- y es ahí cuando entra en juego el librillo del pescador que analizando diversos factores año tras años, quizá esté en el lugar cuando crea que puede ser el momento. Aún así y por mucho librillo no deja de ser muy complicado localizarlas, (ya no digo pescarlas) y días que parecen ser los más propicios, son los peores, en cambio cuando ya lo damos por perdido, aparecen. Son peces. Ah, una vez localizadas tendremos que hacerlas comer y posteriormente una vez tengamos nuestro trofeo al otro lado, cabeza fría como ya dije para trabajarse un impoluto combate y acercarla lo antes posible hasta nosotros. Es un pez que suele luchar arriba sobretodo en los últimos momentos , típica su cabeza fuera del agua dando bandazos de una lado para otro para tratar de huir, incluso en ocasiones cuando parecen estar rendidas medio de lado pueden aprovechan el imprevisto para sacar su última carta y correr, muchas se desgarran en ese momento, rompen, se sueltan, todo a nuestro favor ya que a base de errores se va aprendiendo. Estuve tiempo detrás de ellas perder varias palometas con peso superior a los 10 kilos por un motivo u otro fue lo que me creó la obsesión que citaba al principio. Claro, eso hacía que tuviera más ganas de ellas, es que una palometa…es una palometa. Como dije es cuestión de tiempo, ilusión, y vivir al máximo cada momento que estamos tratando de dar con ellas.

    Entre líneas describí en parte la situación personal vivida con una palometita muy especial, y me he dado cuenta ahora que cuando describí los popers al principio quería decir biberones y viceversa. Si se cambian las frases de posición queda todo más claro, por cierto si se vuelve a leer cambiando el “todo preparado de lugar ” quizá se entenderá mejor. Por ella va este relato, la misma palometa que llegó a este mundo el 12 de enero de 2010 a las nueve veinte de la noche. Su nombre, al final del título lo deletree letra a letra, LEYRE , mi palometa, mi hija, que sin lugar a dudas es la mejor captura que hay en toda la capa de la tierra. A día de hoy con ya 17 meses es toda una ternerita, con más de 10 kilos y casi 85 cm. La baba se me cae con ella, como seguro os pasará a vosotros con l@s vuestros.

    Me gustaría que un día cuando Leyre sea capaz de leer y comprender lo arriba descrito así como las emociones que siente su padre con la pesca y las persecuciones de las motos de agua me diga “papa, quiero ir contigo hasta tener una palometa detrás”.


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