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  • LLAMPUGAS EN EL DELTA DEL EBRO

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    The DaRk MaN
    • Llegan las reinas del otoño que nos deleitan cada temporada con sus saltos, ataques y carreras. A finales de verano se acercan a costa los grandes reproductores para dar vida a esas pequeñas que nacerán normalmente en agosto, se alimentarán días tras día para crecer y estar preparadas para aproximadamente a finales de noviembre, agruparse y emprender su viaje ¿hacia dónde? Realmente a día de hoy no se sabe a ciencia cierta.

    Texto y fotos: Fran Valverde

    Publicado en la resvista Pescamar nº 92 de noviembre de 2010

     

    También depende de cada zona, ya que tengo amigos en alicante por ejemplo que las pescan más meses que nosotros en Catalunya por lo tanto, se van más tarde, dependiendo siempre de la temperatura del agua. Por ello, y para conocer más -se tienen pocos datos fiables- el año pasado se empezaron a marcar los primeros ejemplares en el mediterráneo, con la clara intención de obtener datos sobre esta especie que nace, crece y desaparece para no volver hasta el siguiente otoño. La misma que tantas pasiones levanta mientras están a tiro de los pescadores de señuelo que embarcados o desde costa van a buscarlas en estos meses con ilusión. Quién sabe, quizá un día se recapture un ejemplar de metro veinte en el Caribe, o en las Canarias cuando se marcó en la costa dorada , en Girona o Barcelona cuando tan solo hacía 50 cm.

     

    Llampugas en el Delta

     

    ¿Salen del mediterráneo en busca de aguas más cálidas? ¿Se quedan?

     

    Son preguntas que a día de hoy muchos nos hacemos, y que esperemos algún día y gracias al marcaje, poder responder.

     

    Esperamos con ansiedad la fecha para ir tras las bichas verdes, las cuales están al alcance de todos, no hace falta embarcación para dar con ellas, los spinners costeros también tienen sus asaltos año tras año, siempre buscando zonas en las que haya una cierta profundidad, o incluso bocanas de puertos, lugares en los que podemos encontrarlas y disfrutar igual o más que si vamos embarcados. Siempre digo que las piezas que se capturan desde tierra a spinning valen por dos, y los combates, se disfrutan de manera diferente.

     

    Como ya sabéis, las llampugas se suelen localizar junto a objetos flotantes, boyas, piscifactorías, faros, ramas de árboles, o similares, cualquiera de ellos pueden ser zonas de querencia y en las que podemos localizarlas y pescarlas. También se encuentran no siendo tan habitual en pajareras mezcladas con otras especies.

     

    Por el tiempo que llevamos tras ellas, y los cambios de impresiones con amigos que también las pescan en diferentes puntos, creemos que los días de sol y mar en calma, son los mejores para su pesca. De hecho han habido jornadas en las que ha empezado a soplar el viento, y han dejado de comer, o incluso no las hemos visto más ese día, como también jornadas en las que ha parado de soplar el viento y han aparecido.

     

    Lo que está claro es que si están, se dejan ver, que piquen o no, es otra historia. Pero como siempre, en la pesca no se puede generalizar, y también existen días apuntados en el diario en los que han empezado a comer cuando ha soplado viento de sur y se ha empezado a rizar el mar.

     

    Llampugas en el Delta

     

    Para muestra un botón, de hecho, la mayor llampuga que hasta la fecha he cogido fue engañada un día de fuerte viento y en el que la mala mar y las olas de casi un metro se estrellaban fuertemente contra la barca. Estábamos buscando especies de fondo a jigging en un faro situado frente a la illa de buda conocido por los lugareños como chip-chap.

     

    Y allí estaba, sin compañía -no vimos ninguna más-, toda una preciosidad que no dudó en atacar el jig para brindarme un combate de vértigo, unos saltos que salvaba agachando la caña contra el agua, y unas carreras que nunca olvidaré. Fue un combate duro que empezó desde el fondo, aparte de que solo el hecho de mantenerse en pie sobre la barca era todo una odisea. Hasta que no la vimos saltar por primera vez no supimos que era, porque no la esperábamos.

     

    Una vez a bordo fue marcada y devuelta, hizo 69 cm y fue la más grande pescada aquel día (estábamos en una jornada de marcaje y suelta, conocida como kañadelta), en octubre del pasado año.

     

    Llampugas en el Delta

     

    Las pescamos con equipos ligeros, cañas cortas y de poca acción, 3-15gr las primeras semanas cuando no superan los 40 cm, y posteriormente 5-25gr, 7-28gr, o 10-30 gr en el mayor de los casos. Carretes en tamaño 4000, cargados con líneas trenzadas de entre 0,10 mm y 0,20 mm. Bajos de fluorocarbono de entre los 0,30 mm y 0,45 mm.

     

    Una vez clavadas, no les damos demasiada cancha, no forzamos al límite tratando de evitar la rotura, pero casi, ya que alargar el combate podría ser perjudicial para su supervivencia -si pretendemos soltarlas, claro-. Forzar una llampuga de un par de kilos con un equipo ligero es muy divertido y para nada fácil. Son duras, tienen fuerza y sacan mucho hilo, sobre todo cuando ya las tenemos cerca de la barca. La que sale saltarina es la que más nos hace disfrutar, aparte de las carreras, le acompañan los saltos en su compás, es preciosos más aún si no la perdemos en uno de sus cabriolas.

     

    Normalmente no utilizamos sacaderas para embarcarlas ya que se hace más complicado, son muy asustadizas y para entrarlas a la red deben estar rendidas en exceso, por tanto es más fácil y efectivo para realizar captura y suelta, -desde embarcación, claro- es una vez las tenemos cerca coger con la mano el bajo y subirlas directamente - siempre y cuando veamos que vienen bien clavadas- .



    Rápidamente las envolvemos con un trapo húmedo para que se tranquilicen, dejen de saltar y podamos desanzuelarlas sin peligro. Si ya en el agua saltan, fuera de ella parecen pulgas, y para nada es fácil controlarlas, más aún si queremos medirlas y marcarlas.

     

    Llampugas en el Delta

     

    Un problema que “hemos resuelto” ha sido el de substituir los triples por anzuelos simples ya que muchas veces cuando las pescamos con paseantes o popers vienen clavadas de la cabeza.

     

    Llampugas en el Delta

     

    Pescarlas arriba.

     

    No hace falta decir que pescarlas con señuelos superficiales es la manera más bonita y espectacular, pocas veces aciertan a la primera embestida y eso es lo más divertido y emocionante, ya que las picadas se suceden, más aún si van varias tras el engaño y se van alternando en sus ataques. La competitividad por el alimento entre ellas es grande, solo hace falta ver las cacerías que forman tras las agujas –su plato favorito- .

     

    Son rápidas, y voraces, pero también algo torpes cazando arriba…ah, y listas, muy listas. Memoria de tres segundos tengo claro que no tienen, ya que hay días en los que con el mismo señuelo, coges cinco o seis, pero después, no hay manera, cambias de señuelo y otra vez estás con la caña torcida.

     

    Recogiendo un señuelo de superficie velozmente podemos ponerlas nerviosas, tanto que podemos conseguir cambios en su coloración, y que les aparezca “la camisa a rayas” como solemos decirle. Ese hecho nos indica que están en plena excitación y que pueden atacar en cualquier momento. Muchas veces persiguen el engaño con curiosidad, le dan vueltas, pero no se deciden, y justo cuando se aprecian las líneas atigradas en su cuerpo, es cuando atacan.

     

    En ocasiones aparecen bajo la barca con “dicha vestimenta” , si les dejamos caer un jig por ejemplo, veremos como rápidamente lo siguen hacía el fondo, seguidamente y una vez haya descendido unos metros para poder trabajar el señuelo, cerraremos pick-up para tensar y dar unos tironcitos, hecho esto, y posiblemente ya la tengamos clavada.

     

    Con un poper recogido rápidamente a tirones, haciendo paradas y bruscas arrancadas también las hemos conseguido engañar, pero o bien porque confiamos más, o bien porque se nos da mejor, cogemos más con paseantes.

     

    Los señuelos de Robert lures –sobretodo peppys- son muy divertidos y casi diría que mis favoritos para ellas. Recogidos a gran velocidad consiguen levantar muchos peces y despertar el interés de los ejemplares, que velozmente los persiguen y en ocasiones los atacan. Hay veces que hasta saltan fuera del agua por tal de dar caza a ese trozo de plástico que corre hacía nosotros, la verdad que se fallan muchas picadas, para ello tenemos que tratar que el señuelo no salte demasiado del agua.



    Pescar llampugas a superficie cuando estas muestran actividad, es toda una delicia y un espectáculo, digno de ser grabado para colgar después el video en youtube, pero haber quien deja de pescar para ponerse a grabar!

     

    Llampugas en el Delta

     

    No siempre quieren arriba.

     

    Sería engañar a los lectores si digo que todas las llampugas que cogemos, son pescadas a superficie…por intentarlo que no quede, siempre insistimos mucho pero hay días que no hacen ni caso, ya les puedes tirar un paseante de última generación recién llegado del otro lado del charco, que si no es su momento, solo haremos que pensar que ese señuelo no funciona.

     

    Llampugas en el Delta

     

    Otras opciones

     

    Los jigs son una buena elección, aunque la verdad nosotros no los utilizamos demasiado, si es cierto que hay días que no hay manera y acabas probando con todo lo que tienes a tu alcance.

     

    Utilizamos cualquier modelo siempre en gramajes inferiores a los 30 gramos. Los lanzamos no muy lejos con la clara intención de ser recogidos rápidamente por la superficie, despertando el interés de las esquivas llampugas, y una vez ya las tenemos detrás, frenamos en seco para dejar caer el jig unos metros, para seguidamente jugar con ellas a tirones. En ocasiones funciona, y en otras, no. Si lastramos el triple o anzuelo con un pulpito o unas plumas podemos hacerlo mucho más apetitoso a los ojos de las Coryphaena hippurus.

     

    Los jigs de pelo, también funcionan, nos los hacemos nosotros mismos o por comodidad los compramos a mi amigo Juan Salas. También hemos probado los rubber jigs, y funcionan en algunos casos. Con vinilos también engañamos algunos ejemplares, de hecho son nuestra última alternativa esos días que no hacen más que seguir pero no conseguimos hacernos con ellas, el inconveniente que dado el material del que están hechos no nos suelen durar un par de asaltos, pero al menos consiguen nuestro propósito.

     

    Lo que nos ha funcionado muy bien una vez le hemos cogido el movimiento -nos ha costado la verdad- han sido los paseantes sumergidos. Lo que está claro con esta especie, es que hay días que les puedes tirar todos los señuelos que tengas en la caja que no habrá manera, no importa el color ni el tipo de movimiento, como también nos encontraremos días que cualquier señuelo que se tire al agua lo devorarán nada más caer, así son las llampugas, tan fáciles como difíciles.

     

    Vale la pena dedicarles horas, ya que cuando se consigue tener una al otro lado, el disfrute, es máximo.

     

    Llampugas en el Delta

     

    Aprovecho la ocasión para pedir por favor que si pescáis algún ejemplar marcado (independientemente de si lo devolvéis de nuevo al agua, o no), realicéis su reporte, en la marca indica los datos para ponerse en contacto y poder dar así información sobre la pieza.

     

    Salid a por ellas que no estarán mucho tiempo, y sobre todo, gozad los combates y disfrutad de su pesca.


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