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  • LOS PELIGROS DE LA PESCA, TODO LO QUE DEBES SABER

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    Pesca Mediterraneo

    RIESGOS EN LA PRÁCTICA DE LA PESCA EN EL MAR Y SU PREVENCIÓN
    Autor: Ramón Queralt

    A pesar de ser una afición relajante y con escaso contacto físico entre sus practicantes, la pesca, como cualquier otro tipo de deporte o actividad lúdica, no se encuentra exenta de riesgos. Muchos son los factores que pueden hacer peligrar nuestra integridad física, este deporte se practica normalmente en plena naturaleza, interactuando con un medio que se muestra muchas veces hostil, estamos a expensas de los fenómenos atmosféricos, se manipula asiduamente material cortante o punzante y el objetivo final de nuestra actividad es la captura de animales salvajes y por ende impredecibles.

    En este artículo describiremos los percances más habituales que podemos sufrir en el ejercicio de nuestra afición, cómo prevenirlos, y en algunos casos cómo afrontarlos y minimizar sus consecuencias. Este escrito es meramente informativo y en ningún caso pretende sustituir los cuidados impartidos por un profesional sanitario, muy al contrario, si nos resulta posible, lo que debemos hacer es acudir al centro sanitario más cercano a recibir atención médica en caso de sufrir un percance más o menos grave, pero no está de más conocer cuáles son los peligros que podemos encontrar y algún consejo sobre cómo administrar un primer auxilio en caso de extrema necesidad o si no es posible recibir asistencia de un profesional.

    Algo indispensable es llevar encima siempre un teléfono móvil para poder avisar a los servicios de emergencias en caso de sufrir un accidente. También es recomendable tener informados a nuestros familiares o amigos de nuestro emplazamiento de pesca o de cualquier cambio de ubicación imprevisto por si surge cualquier eventualidad.

    PELIGROS DE LA PESCA

    peligros pesca

    • Traumatismos: Muchas veces pescaremos en terrenos accidentados (espigones, roquedos, zonas con oleaje, etc.), lugares donde es muy fácil sufrir una caída o torcedura y donde el portar un buen calzado y atuendo adecuados puede resultar de gran utilidad. Unas botas de agua o un vadeador de neopreno con una buena suela de goma o preferiblemente de fieltro con pinchos nos ayudarán a desplazarnos por las rocas mojadas o con algas con un menor riesgo de resbalar; si se encuentra reforzado en la zona de las rodillas, nos brindará una mayor protección en caso de caídas. Para proteger la parte del tronco, es recomendable utilizar ropa de cierto grosor para evitar rozaduras, a ser posible con refuerzo en la zona de los codos.   Menos común aunque no imposible, será sufrir un golpe de caña o plomo a manos de otro pescador, sobre todo al lanzar; para evitar esto será suficiente guardar cierta distancia de seguridad entre pescadores.
    • Pinchazos: Uno de los accidentes más habituales dado el tipo de material punzante que se emplea (anzuelos, poteras, agujas de gusano y sardina, etc.). Los dedos y manos son las zonas normalmente más afectadas por ser la parte del cuerpo más habitual con la que manipulamos el material de pesca. El sencillo acto de enfundarnos unos guantes de cierto grosor o agarrar el material peligroso con unas pinzas o alicates nos puede librar de peligrosos pinchazos. Deberemos tener cuidado al realizar cambios de señuelo, asegurándonos de guardar correctamente el que substituimos en el interior de la caja; muchas veces las prisas nos hacen ser descuidados y podemos dejar el señuelo en el suelo u otro lugar donde podríamos pisarlo o clavarnos fortuitamente los anzuelos triples. Ninguna zona del cuerpo está exenta de sufrir .un pinchazo, ya sea por un lanzamiento defectuoso, por un enroque del señuelo con posterior tirón de la caña y recuperación de la muestra a toda velocidad (muchas veces sale literalmente disparado del agua y se clava en nuestra ropa o cuerpo), una situación muy similar se produce al desengancharse bruscamente de un gran pez durante la pelea. La gran mayoría de pinchazos normalmente no nos acarrearán graves consecuencias si desinfectamos correctamente la herida. La parte del cuerpo más delicada debido a las dramáticas secuelas que nos puede acarrear el clavarnos un anzuelo, es la cara y más concretamente los ojos, por lo que es casi obligado protegerlos siempre con unas buenas gafas Polarizadas. Las gafas polarizadas tienen varias ventajas, además de proteger los ojos de golpes, pinchazos y rayos solares, nos permiten ver con mayor detalle los ataques y actividad en general de los peces. En caso de sufrir un pinchazo es necesario, si no se tiene la certeza de estar vacunado, ir a un centro médico a que nos apliquen la vacuna antitetánica y, en cualquier caso, desinfectar correctamente el área afectada. Más peliagudo resulta cuando nos clavamos la muerte del anzuelo profundamente, ya que tirando de éste lo único que conseguimos es desgarrar la carne causando un gran dolor, situación que requerirá de una visita a un centro médico donde, con instrumental adecuado y anestesia procederán a su extracción. Si no existe la opción de visitar un especialista y como ultimísimo recurso, intentaremos traspasar la carne con el propio anzuelo hasta sacar la punta al exterior y una vez tenemos la muerte fuera, la cortaremos con unos alicates para facilitar su extracción posterior, ya de forma limpia y sin desgarros,  tirando de él, a ser posible tratando de seguir el ángulo de su curva, para sacarlo por el lugar por donde se clavó y luego desinfectaremos la herida. No es recomendable extraer un anzuelo en las inmediaciones de una arteria.
    • Picaduras de insectos: Como en cualquier otra actividad realizada al aire libre, en el ejercicio de la pesca podemos sufrir las picaduras de los insectos, cosa más que habitual en época cálida. En nuestras latitudes, a no ser que seamos alérgicos a alguna especie en concreto, las picadas normalmente no revisten excesiva gravedad, resultando casi siempre leves. Muchos son los insectos que pueden picarnos: mosquitos, avispas, abejas, pulgas, tábanos, garrapatas, arañas, mosca negra, etc., aunque a la orilla del mar, los más frecuentes son los siempre temidos mosquitos que se alimentan de nuestra sangre en hora crepuscular o nocturna y un buen repelente de insectos, nos protegerá en gran medida de sus ataques. También es recomendable cubrirnos con ropa adecuada o el uso de una mosquitera en casos extremos. Si nos han picado, deberemos lavar la zona afectada con agua y jabón. Existen en el mercado, una gran variedad de productos que alivian los síntomas de las picaduras (dolor, picor, inflamación, enrojecimiento, etc.) y que podremos adquirir con facilidad en cualquier farmacia. Si nos pica una abeja deberemos extraer el aguijón inoculador de veneno con unas pinzas antes de aplicar el producto. En las picaduras leves, se puede aplicar aparte de hielo (para bajar la inflamación) otros diversos productos: solución de calamina, amoniaco rebajado en agua, crema antiinflamatoria con corticoides, crema con antihistamínicos e ibuprofeno para el dolor. En casos más graves  (picadas en la boca, picadas múltiples, picadas en personas alérgicas, si se presenta dificultad para respirar, opresión del pecho o garganta, hinchazón de labios, lengua o rostro, mareos o desmayo y nauseas o vómitos) será necesario visitar un centro médico de forma urgente.
    • Rayos: Mucho cuidado deberemos tener si se forman tormentas eléctricas, ya que son las responsables de un gran número de aficionados a la pesca muertos y heridos a lo largo y ancho del globo por electrocución debido a los rayos. Una caña de pescar, puede transformarse en un improvisado y efectivo pararrayos si pescamos en una desierta playa o en la punta de un espigón, además el carbono y el metal, materiales de fabricación de numerosas cañas, son excelentes conductores de la electricidad. Dada la peligrosidad de estas tormentas, la única y más efectiva medida que podemos tomar es desistir de pescar en esas condiciones y si por un infortunio nos vemos atrapados por una tormenta eléctrica repentina, deberemos, si nos da tiempo, recoger aparejos y resguardarnos en un coche o edificio, pero nunca debajo de un árbol solitario. Si no da tiempo a recoger el material, es preferible poner las cañas en el suelo y resguardarnos de la manera antes mencionada, en un coche o bajo techo.

    EL MAR Y SUS PELIGROS

    Estar cerca del agua siempre entraña un riesgo para el ser humano y la primera recomendación es tener unos conocimientos mínimos de natación ya que nunca estamos exentos de sufrir un resbalón desde la orilla o desde una embarcación y caer al mar. Si pescamos embarcados será del todo imprescindible un chaleco salvavidas homologado y mantener nuestra embarcación conforme a la normativa vigente (sobre todo en cuanto a temas de seguridad se refiere), así como adoptar una actitud responsable a la hora de salir al mar en según qué condiciones ambientales.

    peligros pesca

    Nuestras aguas peninsulares no son excesivamente peligrosas si las comparamos con algunas aguas tropicales, lugares donde abundan medusas mortales y grandes escualos o cocodrilos. La ausencia de tan mortíferos animales nos permite introducimos dentro del agua a pescar, buena opción si queremos ganar unos preciosos metros en el lance, en los que estriba muchas veces la diferencia entre pescar o marcharnos de vacío. A parte del peligro que representa el mismo mar (fuerza del oleaje o las corrientes) tenemos otros riesgos (medusas, pez araña, chuchos, erizos de mar, etc.), una buena forma de prevenir estos peligros es ir pertrechados con un calzado e indumentaria apropiados, unos escarpines de neopreno o un traje del mismo material nos protegerán de pinchazos o contactos indeseados. El uso de vadeador sólo está recomendado en aguas más o menos calmadas, ya que entraña cierto riesgo al limitar nuestra movilidad en caso de vernos en la necesidad de nadar y más si se llenara de agua.

    peligros pesca

    Deberemos extremar las precauciones y evitar introducirnos en el agua si constatamos la presencia de medusas, estos animales no atacan y normalmente entramos en contacto con ellos de forma accidental. Las medusas poseen unos largos filamentos urticantes con los que atrapan a sus presas y se defienden de sus predadores, este veneno provoca un gran picor, dolor intenso, quemazón, inflamación, formación de ampollas y en casos graves, calambres, dolor de cabeza, mareos, náuseas, dificultades respiratorias y pulso acelerado. En casos extremos, se puede llegar a precisar medidas de reanimación cardio-respiratoria, si resultamos afectados, deberemos acudir a un médico lo antes posible. Como primer auxilio, deberemos lavar la zona afectada con agua de mar (nunca con agua dulce ni con alcohol) y despegar (con cuidado de no tocarlos con las manos desnudas), los restos de filamentos adheridos a la piel (unos guantes de látex o pinzas nos pueden resultar útiles). Se puede rociar la zona afectada con amoniaco o vinagre diluidos en agua y administrar si es posible un anti-inflamatorio  y un analgésico.

    También es muy frecuente pisar erizos de mar si vadeamos zonas rocosas, este equinodermo se desplaza con unas espinas móviles, no venenosas, pero si frágiles, que se rompen al penetrar dentro de la carne. Este tipo de lesiones no suelen resultar graves a no ser que deriven en una infección. Una vez desinfectada la herida con un antiséptico, la mejor forma de extraer las  espinas  es a través de unas pinzas con sumo cuidado, ya que se parten muy fácilmente. Los restos que no consigamos extraer no deberemos hurgarlos, es preferible aplicar a la zona afectada un poco de aceite de oliva, utilizando, para tal fin una gasa estéril empapada que fijaremos con esparadrapo, esperaremos uno o dos días a que el aceite penetre en la herida, lo que facilitará la extracción de la púa con una leve presión de los dedos.

    Quizá uno de los más desconocidos riesgos que entraña el mar sea el de los peces peligrosos. Hay muchas especies de peces que pueden lastimarnos de diversas maneras: con su poderosa dentadura, con sus afiladas espinas que en ocasiones tienen veneno, con aguijones, e incluso con descargas eléctricas, peligrosas maravillas de la evolución que les resultan imprescindibles para comer y evitar ser comidos. El conocimiento de estas especies y sus peligros es nuestra mejor arma para la prevención de accidentes. No por ser peligrosos debemos matar a estas especies, es más, debemos tratarlas con respeto, no olvidemos, que son animales salvajes que luchan por su supervivencia y que es el hombre el intruso en su hábitat.

    PECES PELIGROSOS HABITUALES

    • Escualos: numerosas especies de escualo son capturadas por el pescador deportivo, tanto desde costa como desde embarcación (marrajos, tintoreras, pintarrojas, etc.). Son animales fuertes y algunos de gran tamaño. Su poderosa dentadura de afilados dientes con la que matan a sus presas es el principal peligro para el pescador. Evitaremos acercar parte alguna de nuestro cuerpo a su peligrosa boca, manipulándolos a ser posible con las herramientas adecuadas (salabre, gancho, boga grip). Si no disponemos de los medios adecuados para su manipulación, lo más seguro para nosotros será partir el sedal  y dejarlo marchar hacia su libertad.
    • Peces de pico: Marlines y peces espada son capturas escasas y muy apreciadas. El principal riesgo de su pesca estriba en su gran fuerza, tamaño, peso y en su largo y afilado pico que ha dado más de un disgusto hiriendo a pescadores y destrozando más de una embarcación. Es imprescindible ir bien equipado para la pesca de estos auténticos colosos marinos.

    peligros pesca

    • Anjova (Pomatomus Saltatrix): pez que alcanza tamaños considerables. Su temible boca (ya que es especialista en partir a sus presas en pedazos para devorarlas), ha cercenado más de un dedo. Para su manipulación es recomendable el uso de salabre, boga grip y guantes.
    • Espetón (Sphyraena sphyraena): en nuestras aguas no alcanza los enormes tamaños de sus primas las barracudas tropicales, aun así puede sobrepasar los 10 kilos e infligir feos cortes con sus afilados dientes. Seguiremos las mismas pautas de seguridad, anteriormente, mencionadas para la anjova.
    • Congrio (Conger conger), morena (Muraena helena) y anguila (Anguilla anguilla): peces serpentiformes de tamaño considerable (sobre todo el congrio) que poseen una fuerte mandíbula capaz de propinar buenos mordiscos. No poseen grandes dientes, pero las heridas que infligen se infectan con facilidad; si a esto unimos la dificultad a la hora de manipularlos debido a su resbaladiza piel, pueden resultar muy peligrosos. Los extraeremos del agua preferiblemente con un salabre o con un gancho y siempre con guantes. En ocasiones, se utiliza un bate para su sacrificio o un gran cuchillo.
    • Lubina (Dicentrarchus Labrax): la lubina no es agresiva, ni venenosa, ni en apariencia peligrosa, pero posee unas afiladas espinas en sus aletas y unos opérculos protegiendo las agallas bastante afilados. Cuando se siente presa se hincha, aumentando de tamaño y desplegando su arsenal de púas que puede dar más de un disgusto si no es correctamente manipulada con guantes. Otros peces menores como el  jurel (Trachurus trachurus)también pueden herirnos de la misma forma.
    • Pez araña (trachinus sp.), escórpora  (Scorpaena porcus) y cabracho (Scorpaena scrofa): son peces que poseen aletas y opérculos con espinas toxicas. Para su captura es recomendable el uso de un salabre o boga grip, unos guantes y unas tijeras para cortar las aletas venenosas (que deberemos tirar, ya que aún separadas del animal, tienen poder tóxico). Escórporas y cabrachos sólo son peligrosos si se les acosa o atrapa, en cambio, las arañas (de las que existen varias especies) se suelen pisar de forma fortuita, ya que habitan los fondos arenosos de las playas. El veneno de estas especies provoca un gran dolor, inflamación progresiva, mareos, y en casos graves, lipotimias, infecciones y necropsia. En caso de resultar afectado, es recomendable identificar la especie concreta y aplicar calor constante a la herida hasta llegar al médico, ya que su veneno es termolábil (se destruye con calor). Es necesario en cualquier caso acudir a un especialista.
    • Chucho (Dasyatis pastinaca): pez que nada y descansa en los fondos fangosos y arenosos. Tiene un arpón en su cola que no duda en utilizar si se siente acosado o si es pisado por accidente; Este apéndice es de difícil extracción, ya que tiene un relieve aserrado y cierta cantidad de veneno. La herida se inflama y suele infectarse, pudiendo gangrenarse. Los síntomas que aparecen son: gran dolor, sudoración, palidez, náuseas, vómitos, diarrea, hipotensión y alteraciones del ritmo cardíaco. Actuaremos de la misma forma que con el resto de peces venenosos y acudiremos sin falta a un centro sanitario.
    • Tembladera (Torpedo torpedo): Tiene escaso peligro ya que la descarga eléctrica que propina no es muy importante, aunque sí muy molesta.

    MANIPULACIÓN DE NUESTRAS CAPTURAS

    Los peces peligrosos se pueden manipular sin demasiada complicación con unos sencillos accesorios comercializados para tal fin. Un gran salabre a la hora de cobrar la pieza puede resultar muy útil. Los hay con red de cuerda y otros con red recubierta de goma, la ventaja de estos últimos es que no se enredan las poteras en la red, pudiendo volver a lanzar nuestro señuelo con mayor celeridad, gran ventaja, si tenemos el cardumen localizado. Un buen salabre, nos permite cobrar la pieza con comodidad y así, poder manipularla de forma más controlada, no olvidemos que los grandes peces son difíciles de liberar del anzuelo, debido a los grandes saltos y coletazos que propinan, pudiendo llegar a lastimarnos o a clavarnos un anzuelo.

    peligros pesca

    Unos guantes nos protegerán manos y dedos de pinchazos, cortes y mordiscos. Un gancho nos permite cobrar piezas de considerable tamaño sin lastimarnos, muy recomendado con escualos o grandes congrios si pretendemos sacrificarlos, de lo contrario no es preferible su uso, ya que lastima al pez. Tanto el salabre como el gancho deberán tener un largo mango para nuestra comodidad y seguridad.

    Un boga grip es una herramienta que nos permite prender a los peces por la mandíbula evitándonos desagradables mordiscos o cortes y pinchazos, ideal para las fotos recuerdo.

    Un desembuchador también puede resultar muy útil a la hora de extraer anzuelos clavados en la boca del pez a cierta profundidad sin tener que introducir los dedos. Existen bates de madera para aturdir o sacrificar a grandes peces difíciles de controlar: escualos, grandes congrios y morenas, a los que también se sacrifica con un certero pinchazo de cuchillo en la parte posterior de la cabeza.

    peligros pesca

    EQUIPO DE PRIMEROS AUXILIOS

    Siempre deberemos llevar con nosotros un botiquín de primeros auxilios, que deberá contener: 

    • Pinzas
    • Tijeras
    • Guantes estériles de látex
    • Gasas estériles
    • Esparadrapo
    • Vendas
    • Solución iodada
    • Protector solar
    • Repelente de insectos
    • Amoniaco
    • Pomada específica para quemaduras
    • Pomada específica para picaduras
    • Pomada antiinflamatoria
    • Analgésicos
    • Antiinflamatorios
    • Antihistamínicos

     

     

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