Saludos hermano, describes un escenario ideal, por las especies presentes, para practicar el lance ultraligero, con equipos livianos la lucha de peces de escaso porte se torna bastante emocionante, yo soy un incondicional de esta técnica, un carrete tamaño 1000 cargado con multifilamento de 10 libras o monofilamento del 0,18 requiere pericia para poner en seco un ejemplar que ronde el medio kilo y te aseguro que fluye la adrenalina durante la lucha, no es cuestión de remolcar a los peces con equipos más fuertes, lo que digo es la emoción de saber que la pelea no está decidida de antemano, que se debe trabajar con el freno y que una piedra puesta por satanás entre uno y las presa puede dar al traste con la captura. El mayor problema que se presenta para disfrutar de esta pesca en el mar es que lanzar señuelos livianos en condiciones de viento puede ser infructuoso, sin embargo, en vuestro mercado he visto señuelos pequeños con el socorrido sistema de transferencia de pesos que tanto ayuda en el lance, señuelos con bastante peso para su tamaño, de formas aerodinámicas, mejor los alargados que los gorditos para estos menesteres; también una buena opción son los jigs, esos humildes pedazos de plomo u otros metales de buena densidad, que se lanzan muy bien con los equipos citados pero hay que saber darles vida, nosotros los dejamos profundizar si sabemos que el fondo es arenoso y hay pocas posibilidades de enroque, después los traemos en una recojida más bien rápida con golpes de muñeca, si no funciona, se baja la velocidad o se trae con pequeñas pausas, de uno o dos segundos. Esta pesca pone a prueba la mayor virtud que debe tener un pescador, que no es la paciencia, es la perseverancia, acá también son comunes las jornadas sin capturas, jornadas agotadoras, cuando no pica nada el cansancio se apodera del cuerpo, este desaparece al instante cuando sentimos el más mínimo tirón, en el lance 501 (yo no los cuento) y estamos dispuestos a lanzar quinientas veces más.